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miércoles, 3 de diciembre de 2008

Metrópolis

Imaginemos una sociedad del futuro donde existen solo dos clases sociales: los pensadores y los trabajadores. Parece una sociedad perfecta: hay prosperidad, existe productividad y un elevado nivel de vida.

Sin embargo, mientras que los pensadores viven en la superficie con los lujos de la gran ciudad, los trabajadores se encuentran confinados a vivir en el subsuelo. Ambas clases sociales- a pesar de su complementariedad- se desconocen, hasta que de repente, un pensador decide seguir a una hermosa trabajadora y viaja al subsuelo.

En el transcurso de su viaje, las subterráneas catacumbas describen los restos del pasado del antiguo pueblo sobre la que se construyó la moderna ciudad. Él, observa las masas de obreros hacinados, las carencias y la efervescencia social. La hermosa trabajadora le cautiva, le abre los ojos al hecho de cómo la pobreza les va consumiendo… en el fondo, el argumento de Metrópolis, una película alemana de 1927, es una metáfora de lo que sucede en las zonas metropolitanas.

En la mayoría de los casos, las zonas metropolitanas son un conjunto amorfo donde la ciudad central presenta espacios de alto diseño, mejor calidad de vida y más oportunidades, pero al mismo tiempo, los guetos y ciudades periféricas se encuentran deteriorados y “colmados” de un orden diferente caracterizado por un hiperpauperismo.

En la película, el corazón del pensador pulsa entre el amor hacia la trabajadora y el sentimiento de malestar por observar la exclusión a la que son sometidos los trabajadores. El pensador es capaz de motivar en la trabajadora un sentimiento de cambio, a su vez, ella organiza a los trabajadores con la intensión de transformar su realidad. Y es que Metrópolis describe la contradicción de cualquier zona metropolitana: un lugar que puede someter a sus habitantes a la incertidumbre y ofrecer, al mismo tiempo, la posibilidad del cambio.

Aunque la base de los problemas en las zonas metropolitanas es la exclusión social, si reflexionamos atentamente aparecen ante nuestros ojos innumerables retos. La ciudad no prosperaría sin este flujo creciente de trabajadores, consumidores y usuarios, ya que esto es el soporte de la economía metropolitana. Así, la pérdida de competitividad económica, la calidad ambiental, la planeación de la cuidad, la movilidad y la dotación de servicios públicos, son solo algunos ejemplos que nos hacen cuestionarnos:

¿Cómo gestionar el desarrollo metropolitano? ¿Cómo hacer compatible el desarrollo económico con la preservación de los valores ambientales? ¿Cómo diseñar las políticas públicas urbanas para que sean empáticas con la sustentabilidad? ¿Cómo garantizar la consecución del patrimonio de la zona metropolitana para las nuevas generaciones?

¿Cómo erradicar la pobreza urbana? ¿Cómo vincular las variables demográficas y la necesidad de generar buenos empleos, con un mejor ingreso?

Para poder responder estas preguntas, la ciudad central y su área de influencia directa deben considerarse como una unidad funcional. Así, alrededor del mundo se ha planteado algunas respuestas.

En Canadá, por ejemplo, la Comuna Metropolitana de Montreal, organismo creado por el gobierno, se ocupa del ordenamiento territorial y el desarrollo económico, incluyendo como estrategias la creación de un fondo regional y el cabildeo con los gobiernos provincial y nacional para el financiamiento de infraestructura urbana.

Otro ejemplo es la Autoridad del Gran Londres que se encarga de regular el transporte, ordenamiento territorial y protección del medio ambiente en la zona metropolitana de Inglaterra, con una población de 7.3 millones de habitantes. En Estados Unidos, el Distrito Metropolitano de Portland, situado en Oregón, es responsable de contener la mancha urbana, asegurar la disponibilidad de terreno, generar programas de tierras rehabilitadas, planear el sistema de transporte regional, administrar los parques y la disposición de basura.

Para 2005, según datos de la ONU, había en el mundo 430 metrópolis con más de un millón de habitantes. Su población total representa aproximadamente 1,200 millones, equivalentes a 38 % de la población urbana. El 72% de ellas se encuentran en países en vías de desarrollo. En 1985 había 271 metrópolis, para 2015 habrá 541 en todo el mundo: Bombay, Lagos, Shangai, Yakarta, Säo Paulo, Karachi, Pekín, Dhaka, México, Calculta, Delhi, Tianjin, Manila, El Cairo, Seul, Buenos Aires, Istambul, Río de Janeiro, Lima, Teherán…

En este contexto donde globalización y metropolización se conciben simultáneamente se vuelve imperativo diseñar nuevas estrategias para construir zonas metropolitanas fortalecidas y que, con la base de la participación ciudadana, sean capaces de gestionar su propio desarrollo.

En México, el fenómeno de metropolización también es irreversible. Siguiendo los datos de las últimas delimitaciones elaboradas por el Consejo Nacional de Población (CONAPO), SEDESOL e INEGI, en nuestro país existen 56 zonas metropolitanas en las que se concentran 58 millones de habitantes- 56.7% de la población total del país- según las proyecciones, durante los próximos 25 años se agregarán al grupo 17 metrópolis más.

Para la atención de los problemas metropolitanos, la creación de fuentes innovadoras de financiamiento público y privado para programas de desarrollo social y erradicación de la pobreza urbana, es una necesidad apremiante.

En el 2006, se creó el Fondo Metropolitano, partida federal destinada a reordenar la vida social de las zonas metropolitanas. A la fecha, el Fondo Metropolitano ha tenido un incremento acumulado de 1,453%, tomando en consideración los incrementos acumulados de 3 mil millones de pesos en 2007; 5, 550 millones de pesos en 2008 y 5, 985 millones de pesos para 2009.

Al mismo tiempo, el Fondo Metropolitano ha pasado de beneficiar a solo 7 zonas metropolitanas a un total de 16 para el próximo año. En sus tres años de existencia ha destinado recursos por un monto total de 15, 535 millones de pesos.

A pesar de ello, las limitaciones de carácter político-administrativo como los límites municipales, la corta duración de los períodos de gobierno de los ayuntamientos y, sobre todo, la dispersión de políticas y de recursos cada vez más escasos siguen siendo los principales retos para la ejecución de estos recursos.

En cada una de las metrópolis mexicanas se han generado, siguiendo el ejemplo internacional, organismos facilitadores de la gestión metropolitana orientados hacia la gobernanza. La gobernanza se define como la manera de gobernar que se interesa por generar un desarrollo económico, social e institucional duradero, con un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado.

En los aspectos metropolitanos, la gobernanza es la convicción de que la gestión metropolitana puede verse nutrida por un aprendizaje interactivo de abajo hacia arriba y no por un proceso de soluciones de arriba hacia abajo. Es decir, la participación social se expresa como el elemento determinante para la generación de políticas públicas. Es solo mediante la participación de la sociedad civil- la organización de los trabajadores- que se pueden generar cambios sustanciales en la Metrópolis.

Nota al margen: La Coordinación Metropolitana de Yucatán, COMEY y El Colegio Yucateco de Arquitectos A.C., organizan el Primer Encuentro Metropolitano, Propuestas Ciudadanas, con la intervención de reconocidos especialistas y la participación social en cuatro mesas temáticas. El principal objetivo es fomentar la participación de las organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas, autoridades de los distintos niveles de gobierno y de la ciudadanía en general para la identificación de la problemática vinculada con el fenómeno metropolitano y la búsqueda de soluciones mediante la definición de propuestas estratégicas, es decir, fomentar la gobernanza y gestión metropolitana. El evento se realizará los días dos y tres de diciembre en el Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI, ambos días a partir de las 16:30 horas. (A.R.O.G./Publicado en Diario Tribuna el 30/12/08)

jueves, 20 de noviembre de 2008

Obama: ¿mirará a América Latina?

Calvin Coolidge, presidente estadounidense, en 1926 señaló que: “Pareciera que las revoluciones y los desastres naturales constituyen los principales problemas de América Latina”.

En 1950, George Kennan, uno de los creadores de la política de contención al comunismo, escribió en referencia a América Latina: “Parece difícil concebir que pueda existir otra región sobre la tierra, en la cual la naturaleza y el comportamiento humano se haya combinado, para producir un ambiente más desesperanzador e infeliz para la vida humana que el que se da en América Latina”.

A lo largo de los años, con el amparo de la Doctrina Monroe- que en su origen se justificó como medio de contención a las potencias europeas- Estados Unidos ha establecido una política exterior hacia América Latina donde las principales características han sido los prejuicios con respecto a la región y un interés expansionista sobre la misma.

Por citar dos ejemplos recientes, en el 2002, desde una posición dogmática, Bush solicita a su embajador en Bolivia que externe públicamente un discurso en contra del entonces candidato Evo Morales. Los ciudadanos bolivianos reaccionaron en las urnas y aunque Evo Morales no ganó las elecciones si logró acortar de forma importante su distancia frente a Gonzalo Sánchez, situación que le permitió ser electo presidente a finales de 2005.

Como si de tiempos de la Guerra Fría se tratase, en el 2004, Estados Unidos prohíbe que todas las personas cubanoamericanas visiten a sus parientes en Cuba en una frecuencia mayor a una vez cada tres años. Irónicamente esta medida obstaculiza la transferencia de información entre Estados Unidos y la isla, información que podría servir para promover cambios democráticos en Cuba.

Al tiempo que Washington endureció su posición ante el giro a la izquierda de Sudamérica, con tal inexactitud que se tomaron decisiones sumamente contraproducentes, la política exterior estadounidense hacia América Latina se vio eclipsada por la guerra contra el terrorismo.

Ya con el triunfo y el peso de una elección histórica no queda claro aún si Barack Obama significará un cambio verdadero en la orientación de la política exterior hacia América Latina. Al menos dos aspectos plantean esta duda, por un lado, Obama concentrará sus esfuerzos en resolver la crisis financiera en su país, por el otro, no sabemos si las expectativas generadas por su campaña serán traducidas en acciones reales. Recordemos que la base de su campaña fue no asumir compromisos a fondo- no explicó el sentido de su cambio- para lograr estimular la imaginación del votante, quien veía en Obama lo que quería ver.

Así, varios mandatarios de América Latina estimulados por su imaginación, igual que los votantes, miraron en Obama lo que quisieron ver. Todas estas imágenes con cierto grado de empatía, incluso las de los más radicales :

-“Ojalá ese joven negro, de ganar, como creo que va a ganar, esté y se ponga a la altura de la historia (…) sienta el palpitar de la raza negra africana que lleva por dentro, como también la llevamos nosotros (…) si gana Obama hay como una pequeña luz en el horizonte”.- Hugo Chávez.

-“Supera en inteligencia y seriedad (Obama) a ese otro que es un instrumento de la mafia (McCain)”.- Fidel Castro.

Es evidente que América Latina tiene la mirada puesta en Obama, queda en el aire la pregunta: Obama ¿mirará a América Latina?

Si Barack Obama es capaz de capitalizar las altas expectativas que se tienen de él, asistiremos el inicio de un nuevo pragmatismo en la política exterior de nuestro vecino. Una política exterior norteamericana que sea capaz de identificar propósitos bien definidos y se constituya a través de los mejores medios, donde la información sea analizada y donde Obama no se aferre a dogmas y visiones de América Latina que en algún momento pudieron funcionar pero que ahora se encuentran obsoletos.

El primer encuentro agendado entre el nuevo gobierno estadounidense y América Latina será la V Cumbre de las Américas, en abril del próximo año, Obama deberá de dar algunas respuestas para el mejoramiento de las relaciones hemisféricas. Antes de esa fecha, tendrá que tener ya planteadas líneas estratégicas respecto a la relación con Cuba y el gobierno de Raúl Castro.

Hacia Colombia los esfuerzos estadounidenses deberán enfocarse en intentar resolver la parálisis parlamentaria que sufre el Tratado de Libre Comercio ya firmado entre ambas naciones pero aún sin ratificación. No cabe duda de que los tratados de libre comercio generan mayores exportaciones, inversión y trabajo, pero son necesarias políticas complementarias para asegurar que dichos beneficios son bien distribuidos.

En el caso de México, por ejemplo, estas políticas complementarias deberán de estar enfocadas a la reforma migratoria y a la posibilidad de generar un programa de trabajo temporal para inmigrantes. El boicot de los legisladores colombianos al Tratado es precisamente porque no incluye políticas complementarias.

En la V Cumbre de las Américas, a celebrarse en Trinidad, uno de los temas principales será el de la seguridad energética donde Brasil y sus vecinos han generado ya una posición común. Será importante observar cual es la posición de Obama frente al liderazgo regional de Brasil, si consigue posicionarlo como aliado o si se distancia de él.

Sin embargo, no será extraño que el tema principal- al menos en el discurso- sea el económico. En el fondo, los temas medulares son los que se relacionan con el fomento al desarrollo económico y social de América Latina. La agenda social- la reducción de la desigualdad en la distribución de la riqueza, la reducción de la pobreza, la mejora en los servicios públicos y la no discriminación- es el principal reto de América Latina. Ante ella, Estados Unidos deberá de comprender lo necesario que será reestructurar sus programas y políticas financieras hacia la región.

En definitiva, los 6 millones de indocumentados mexicanos, el embargo comercial de Estados Unidos a Cuba, la política de distanciamiento con los gobiernos de izquierda en el Sur, la lucha antidroga y los problemas de seguridad y el desarrollo económico en la región parecen ser los principales aspectos que determinarán la relación de la hiperpotencia con América Latina.

Hoy, la voluntad de los mandatarios latinoamericanos nos hace pensar que están dispuestos a aceptar de nuevo el liderazgo estadounidense en el hemisferio. Si en este nuevo tiempo Estados Unidos no es capaz de voltear hacia América Latina el costo será que su influencia en la región se desdibuje cada vez más. América Latina necesita percibir que el Estados Unidos de Obama es diferente al de Bush. (A.R.O.G./Publicado en Diario Tribuna el 17/11/08)

martes, 11 de noviembre de 2008

Algunas notas para entender la política exterior de USA hacia México. Doctrinas fundamentales

I. Teoría y doctrina.

Héctor González Uribe menciona que: “Teoría es siempre una consideración objetiva, imparcial de los hechos y de las verdades, en cambio doctrina implica ya una toma de posición frente a esos hechos y verdades, una decisión de la voluntad basada en la aceptación de ciertas categorías axiológicas. Tanto en la teoría como en la doctrina hay juicios existenciales y juicios de valor, pero en la segunda esos juicios dan su matiz definitivo a los hechos y verdades que se exponen. En el fondo podría decirse que la teoría prepara y sirve de fundamento a la doctrina aun cuando no desemboque necesariamente en ella”.

II. Doctrina Monroe (1823) 1823 –1845.

La Doctrina Monroe expresa dos ideas principales: La primera es sobre la idea de la no colonización, la afirmación de que a Europa se le debería prohibir establecer cualesquier nuevas dependencias en el hemisferio occidental.

La segunda, fue la idea de la no intervención, como una declaración que decía que Europa, ya no debía intervenir en los asuntos de las naciones del Nuevo Mundo, de manera tal que amenazara su independencia”.

Principio fundamental: la defensa del continente americano en contra de una doctrina extraña o de conquista. Se ha confiado, cuando en el principio de autodefensa y en la solidaridad de las Américas.

III. Los 14 puntos de Wilson (1918).

Wilson esbozó su programa de paz contenido en los que acabaron por ser conocidos como los Catorce puntos de Wilson, que propugnaban el fin del colonialismo y la creación de un organismo que representara a todas las naciones con el objeto de mantener la concordia internacional.

En síntesis:
1) la abolición de la diplomacia secreta mediante la firma de convenios abiertos, que debían alcanzarse públicamente; 2) la libertad de navegación fuera de las propias aguas territoriales, tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra, salvo en el caso de limitación parcial o total para exigir el cumplimiento de los convenios internacionales; 3) la supresión de las barreras comerciales internacionales, allí donde fuera posible, y el establecimiento de un régimen de igualdad en las relaciones comerciales de las naciones defensoras de la paz; 4) una reducción del armamento al mínimo necesario para la seguridad interior de cada estado; 5) renuncia a las pretensiones coloniales y resolución de las disputas de acuerdo con los intereses del gobierno dirigente y de la población colonial; 6) la evacuación del territorio ruso, con la garantía de autonomía; 7) evacuación y restauración de Bélgica; 8) evacuación y restauración de Francia, incluyendo Alsacia y Lorena; 9) el reajuste de las fronteras italianas, de acuerdo con líneas de nacionalidad claramente reconocibles; 10) la autonomía para las nacionalidades existentes en Austria-Hungría; 11) evacuación de Serbia, Montenegro y Rumania, garantizando acceso libre y seguro al mar a Serbia, y protección internacional a las pretensiones nacionalistas de los estados balcánicos; 12) independencia de los pueblos no turcos del Imperio otomano, e internacionalización del estrecho de los Dardanelos; 13) creación de un estado polaco independiente, con acceso al mar, y 14) la creación de una sociedad general de naciones, según unos convenios específicos dirigidos a proporcionar garantías mutuas de independencia política e integridad territorial.

IV. Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe (1905).

Una actuación crónica errónea o la impotencia que se convierte en pérdida general de los vínculos de la sociedad civilizada por parte de un país del hemisferio occidental” podría requerir que los Estados Unidos ejercieran un poder policiaco internacional.

Principalmente enuncia el deber de Estados Unidos de ejercer un “poder policial” sobre Latinoamérica.

Fue la interpretación más intervencionista de la Doctrina Monroe, identificándola con las doctrinas imperialistas de la época. En lo que llamó un “corolario” de la Doctrina Monroe, el 6 de diciembre de 1904 proclamó un derecho general de intervención por “cualquier nación civilizada”, que en el continente americano sólo los Estados Unidos tenían derecho a ejercer.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Algunas notas para entender la política exterior de USA hacia América Latina

I. ¿Política Exterior o Política Internacional?

La política exterior es definida la proyección más allá de las fronteras de los objetivos nacionales de un país. Por otro lado, la política internacional es el resultado del enfrentamiento del interés nacional con los intereses nacionales de otros Estados. La política exterior es necesariamente un diálogo, mientras que la característica esencial de la política internacional es el conflicto.

II. Estados Unidos y la Doctrina Monroe.

Durante su creación, los Estados Unidos a través de sus padres fundadores, se entregaron a la tarea de establecer principios fundamentales que les dieran sentido como nación. La evidente claridad en sus bases constitucionales y en sus garantías individuales- sobre la base de libertad e igualdad- fueron determinantes en la configuración de la identidad estadounidense.

En este momento histórico, siglo XIX, Estados Unidos sostuvo una política exterior caracterizada por el aislacionismo político y el proteccionismo comercial. No era necesaria la defensa de la soberanía: sus vecinos eran países débiles y las amenazas se encontraban fuera de su alcance, más allá de los océanos. A pesar de este aislacionismo se fraguó, de manera silenciosa, una política expansionista que tomo como base el Destino Manifiesto- la idea de que Estados Unidos tiene no solo el derecho de expandirse sino también la obligación de hacerlo pues es la voluntad de Dios-.

La idea del Destino Manifiesto se encuentra presente tanto en la relación del gobierno estadounidense con la gente indígena, en sus relaciones con México y con otros países de América, pero sobre todo, en la doctrina Monroe- Las potencias europeas no pueden intervenir en América (continental). América es para los americanos-. Dicha doctrina, formulada en 1823, no fue aceptada de forma inmediata por los estadounidenses, fue hasta 1845, cuando Polk empleó la declaración para atacar la posición de Inglaterra en relación a Texas, Oregón e incluso California, que aún pertenecía a México.

Para 1853 se invoca la Doctrina Monroe durante la Guerra de Secesión y al año siguiente es utilizada para la oposición estadounidense a la intervención francesa en México. Para finales de la década de 1860, la declaración se convirtió en dogma nacional, Grant amplió su sentido a fin de prohibir la transferencia de territorio europeo en América de un país a otro. Hayes la extendió aún más al sostener que todo canal interoceánico debería estar bajo control exclusivamente estadounidense. Así, la Doctrina Monroe sufrió, para fines del siglo XIX, una supresión de su primer enunciado, dejando sólo el segundo- América es para los americanos (¿norteamericanos?)- aquí, el origen ideológico del expansionismo estadounidense.

III. Los prejuicios de la Política Exterior estadounidense hacia América Latina.

En 1950, George Kennan, uno de los creadores de la política de contención al comunismo, escribió en referencia a América Latina: “Parece difícil concebir que pueda existir otra región sobre la tierra, en la cual la naturaleza y el comportamiento humano se haya combinado, para producir un ambiente más desesperanzador e infeliz para la vida humana que el que se da en América Latina”.

Tiempo atrás, Calvin Coolidge, presidente estadounidense, en 1926 señaló que: “Pareciera que las revoluciones y los desastres naturales constituyen los principales problemas de América Latina”.

Desde entonces y a la fecha, los prejuicios estadounidenses hacia América Latina no se han modificado sustancialmente.

IV. La necesidad de una política exterior pragmática.

Los fundamentos, las doctrinas y principios influyen en las decisiones de política exterior. Sin embargo, ante el fenómeno de la globalización, la política exterior debe ser asumida desde posiciones más pragmáticas. En la actualidad, la política exterior se configura mediante la tensión de tres elementos: el Sistema Internacional, el acontecer nacional y las decisiones gubernamentales.

Así, el Sistema Internacional orientará la discusión y la toma de posición en política exterior hacia grandes temas (terrorismo, migración, narcotráfico, derechos humanos), mientras que el acontecer doméstico vinculará las decisiones hacia el momento histórico que atraviese un país (pobreza, marginación, guerrilla) al tiempo que el liderazgo gubernamental decidirá cómo y a través de qué medios será la proyección más allá de las fronteras de los objetivos nacionales de un país.

De Barack Obama se espera una política exterior más pragmática que dogmática- A la altura de la Historia- . (A.R.O.G.- 10/11/08)

martes, 4 de noviembre de 2008

The McDonaldization of Society

El sector McPúblico

George Ritzer en su obra The McDonaldization of Society, argumenta que la cadena McDonalds constituye un modelo del proceso contemporáneo de racionalización. El autor describe el alcance de esta McDonaldización. Si Max Weber creía que el proceso de racionalización burocrática producía una “jaula de hierro” de la que las sociedades industriales no podrían escapar, la McDonaldización produce que el mundo se encuentre en una “jaula de terciopelo” o más bien de plástico. En este mundo, a las personas, especialmente aquellas que nacimos después de la existencia de McDonalds, “nos gusta, incluso ansiamos" la McDonaldización:

Éste es el mundo que conocen, representa su estándar del buen gusto y la alta calidad, y no pueden pensar en nada superior a un mundo cada vez más racionalizado. Prefieren un mundo que no esté atestado de posibilidades y opciones. Les gusta el hecho de que muchos aspectos de sus vidas sean altamente predecibles. Disfrutan del mundo impersonal en el que pueden interactuar con robots humanos e incluso no humanos. Tratan de evitar, por lo menos en los segmentos McDonaldizados de su mundo, el contacto humano cercano. Para este tipo de personas, tal vez una proporción mayor de la población con cada año que se va, la McDonaldización no representa una amenaza, representa el nirvana. (Ritzer, 1993: 160-161)

Cosas por hacer

Ve a comprar una hamburguesa y mientras comes (si es que a esto se le puede llamar comer), has una lista de lo que consideras son las características clave del enfoque de McDonalds para darte en tus manos ese delicioso banquete. Algunas de esas características serán:
  • Capacitar a las personas para que realicen una tarea limitada, no enseñarles a cocinar.
  • Tener una variedad limitada de productos.
  • Ofrecer un mismo producto con independencia de las características del lugar.
  • Aplicar los principios de una cadena de ensamblaje.
  • Enfatizar la cantidad exacta de los productos.
  • Contar con una rápida rotación de clientes.
  • Dar la sensación de vender productos de alta calidad.
  • Lograr que los clientes realicen parte del trabajo.
  • Enfatizar la rapidez en la entrega.
  • Dar la ilusión de estar orientados por el cliente.

Ahora piensa en un servicio e imagina cómo podría cambiar para parecerse más a McDonalds. Inventa una McEscuela, un McHospital, una McUniversidad o una McPolicía. Después de este viaje imaginario, échale un vistazo a la realidad: ¿de que manera la filosofía McDonalds ha influido en nuestra vida cotidiana? (A.R.O.G 04/11/08)

sábado, 1 de noviembre de 2008

El mito del amero y la Unión Monetaria de América del Norte

El 15 de mayo del 2005 un locutor de radio estadounidense externó la siguiente opinión:


“Insto a la caza y matanza de todos los inmigrantes ilegales que cruzan la frontera hacia Estados Unidos. Imploro a los americanos a armarse como francotiradores, con escopetas de visión nocturna y matar a todo mexicano, hombre, mujer y niño que ilegalmente cruce la frontera estadounidense. ¡Extrema violencia contra los inmigrantes ilegales! ¡Sería genial atraparlos por los tobillos en trampas de acero para osos, luego golpearlos a muerte! Después de muertos deberían ser decapitados y sus cabezas deberían ser empaladas como advertencia para otros mexicanos. ¡Deberíamos de poner veneno en las estaciones de agua que ellos usan en los desiertos! ¡Merecen ser rociados con gasolina y ser prendidos con fuego!”


Este locutor, promotor de la supremacía blanca, fue una pieza importante para que grupos cazamigrantes se organizaran en una campaña de racismo, intolerancia, xenofobia y sangre.


El programa de este locutor permaneció al aire en total impunidad por varios años, ampliando sus opiniones por internet en su blog, donde en junio de 2007, ante la posibilidad de una amnistía a los inmigrantes señaló “son unos malditos negociadores los que están presionando por lograr esto. Están a favor de la mano de obra barata…les diría a ustedes las personas de negocios que ya que muchos de ustedes no tienen servicios de protección podríamos atacarlos. Podemos atraparlos saliendo de su oficina y abrir su maldito cerebro con un bate de béisbol”.


Gracias a provocadores pseudo- comunicadores como éste, según estadísticas del FBI, se registró un aumento del 35% en los crímenes de odio contra latinos entre el 2003 y 2006. Los analistas consideran que tales crímenes son realizados por personas que creen que están atacando a inmigrantes.


¿Confiarías en alguien que piensa de esta manera? ¿Tomarías una decisión siguiendo el pensamiento de este sujeto? Antes de apresurarte a contestar que no, es probable que ya hayas confiado en él.


La persona a la que me refiero es Hal Turner el mismo autor- actor del video donde se desentrañan los misterios del amero.


En su video, Turner señala los supuestos planes secretos de los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México de introducir una moneda común- el amero- en sustitución de las monedas nacionales. Seguido de esto nos da una retahíla de recomendaciones que son dignas de un análisis con el objetivo de entender las inconsistencias prácticas de su discurso.


La realidad del amero es muy distinta a la descrita en el video. El amero es una moneda hipotética creada por un profesor canadiense, Herbert Grubel, en 1999. Este maestro les dio un caso a sus alumnos de economía, en el cual tendrían que imaginar ¿cómo sería el mundo con la existencia de una Unión Monetaria de América del Norte? Así, los alumnos nombraron amero a esa moneda común que tendrían eventualmente en la Unión Monetaria de América de Norte, en franca alegoría con el euro de la Unión Europea. Uno podrá cuestionar ¿cómo es entonces que Turner tiene físicamente un amero? El prototipo del amero fue diseñado por Daniel Carr (la D de Denver no es de Denver, es de Daniel, la firma del autor), un artista especializado en el diseño de monedas, quien al ser un artista, le pareció atractivo retomar las ideas de Grubel y realizar toda una serie de diseños temáticos respecto al amero.


Sin embargo, en el video, Turner propone que cambiemos nuestros ahorros a cuentas extranjeras, obviando el hecho de que esto devaluaría aún más la moneda, acelerando la crisis. Al retirar masivamente circulante, la moneda perdería poder adquisitivo con un impacto en el empleo y aumento generalizado de los precios. ¿Qué sucede cuando además de no haber empleo los precios de los productos siguen subiendo? Sucede algo que es considerado por muchos economistas el peor tipo de crisis: una estanflación- estancamiento económico e inflación al mismo tiempo- .


Turner llega al absurdo de recomendar transferir esos ahorros en francos franceses, una moneda que fue sustituida por el euro y que por lo tanto ya no existe. Señala además, que las tropas de Estados Unidos están regresando de Irak para evitar el desorden civil que provocaría la aplicación del amero, es decir, regresan para matar a compatriotas, en este sentido se puede deducir que Turner es partidario de la guerra en Medio Oriente.


Al parecer Turner llego al colmo de la provocación con esto del amero y- después de la presión de muchos sectores sociales- le cancelaron su programa de radio a inicios de este mes. Así, Turner optó por llegar masivamente a través de un video en youtube, - ya sin un lenguaje xenófobo, para poder venderse incluso en México- poco antes de escapar a Brasil a una comunidad de neo- nazis.


Por cierto, el mismo Turner, ha opinado de forma denigrante e incoherente contra el candidato demócrata estadounidense y por esta misma razón no es difícil imaginar que evalúen su influencia en las ideas de los dos jóvenes que intentaron realizar un atentado contra Obama esta semana. En el pasado, Turner fue acusado de motivar el asesinato de la esposa e hijo de un senador promotor de la amnistía inmigrante.


Lejos de la provocación de Turner valdría la pena preguntarnos ¿qué tan posible es la integración monetaria en el marco del TLCAN? Esta idea la exploraré a continuación.


La integración siempre es un proceso lento donde lo primero que deben de hacer las economías involucradas es armonizar sus políticas macroeconómicas y fijar reglas comunes. Es sumamente complejo sobre todo, la creación de una unión monetaria ya que esto implicaría la supresión de los Bancos Centrales Nacionales y la creación de un Banco Central Común, o institución equivalente.


Los dólares y los pesos ahora están a diferentes valores, no es nada difícil que el gobierno estadounidense devalué el dólar con la intención de nivelar el valor del dólar con el peso y el dólar canadiense y así poder lograr la introducción de una nueva moneda- como se plantea en el video de Turner. Sin embargo, esta medida carecería de lógica económica. ¿Qué hace imposible (por ahora) una integración entre los países socios del TLCAN? Si queremos hablar de integración monetaria tendremos que hablar necesariamente de la Unión Europea.


El tratado de Maastricht firmado en 1992, mostró una Unión Europea sobre el soporte de tres pilares: una política exterior común, una justicia común y una moneda común. Así, la creación de una divisa común, el euro, se transformo en pieza fundamental del Tratado.


Se establecieron un conjunto de requisitos concretos que debían de ser cumplidos por todos los países a con la finalidad de generar convergencia económica: 1) estabilidad de precios, 2) estabilidad en el tipo de interés, 3) estabilidad en los tipos de cambio y 4) límites al déficit y a la deuda pública.


Al mismo tiempo, la puesta en marcha del euro se realizó en dos etapas. Durante una primera fase, entre 1999 y 2001, el euro se transformó en moneda común europea. Sin embargo, su uso quedo circunscrito a mecanismos cambiarios escriturados (cheques y giros bancarios, por ejemplo), al tiempo que las distintas monedas nacionales continuaban circulando libremente. La segunda etapa, se inició el primero de enero del 2002, con la circulación de monedas y billetes denominadas en euros, dándose un plazo adicional de seis meses para la eliminación definitiva de las monedas nacionales europeas.


En pocas palabras, fueron necesarias políticas macroeconómicas de revaluación y nivelación de las monedas nacionales previas a la implementación del euro, la cual también fue gradual.

Para integrar economías bajo un régimen monetario común es necesario además cuatro aspectos: 1) que las compañías transnacionales no sean objeto de ninguna barrera por ningún país (es decir, una zona de libre comercio, sin barreras arancelarias), 2) libre comercio de capital y crédito, 3) libre movimiento de trabajadores (situación ni soñada en el espacio del TLCAN) y 4) Infraestructura moderna e integrada.

Pero, ¿qué tan fáciles son de ejecutar estos requisitos? Algunos de ellos ya están desarrollados, otros que son igualmente importantes no lo están. A nivel teórico, la integración monetaria es el siguiente paso en el proceso lógico de nuestra versión del capitalismo.

Sin embargo, las condiciones de convergencia económica de ajuste a la inflación, políticas de ajuste de acuerdo a los retos de cada economía, el control del déficit excesivo y la necesidad de avanzar en la liberalización del mercado de bienes, servicios y factores parecen retos insalvables en el TLCAN.


Antes de ser posible los poderes sociales y políticos serán los que den mayor resistencia al amero o a cualquier tipo de integración.


A todos nos gustan las historias elaboradas, complicadas y con giros inesperados. Ante un momento de gran impacto nos gusta agregar con mucha imaginación el contexto e implicaciones que nadie más ha descubierto, ese es el éxito de provocadores como Turner, quienes al generar una conspiración son capaces de difundir miedos basados en falsedades.



El hombre, como ser racional que es, toma decisiones con la información que posee y cuando esta información es falsa, lo más seguro, es que el mal intencionado especulador este recibiendo una ganancia proporcional a la pérdida del engañado. Así, la única receta contra la conspiranoia es la información con dosis precisas de objetividad. (A.R.O.G./Publicado en Diario Tribuna el 01/11/08)