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miércoles, 13 de octubre de 2010

Los hábiles, los débiles y los fuertes.

Una vez finalizadas las pruebas de las cápsulas y desde la noche de ayer se han estado rescatando a los 33 mineros atrapados en Chile. Son casi 70 días sobreviviendo enterrados a poco más de 700 metros de profundidad.

El cuerpo de socorristas dividió en tres grupos a los mineros: los hábiles, los débiles y los fuertes.

Los hábiles, caracterizados por mantener la calma, tienen la capacidad de solucionar problemas. A los hábiles les corresponde salir primero ya que en el trayecto la cápsula podría haber presentado errores, son ellos quienes tendrían que comunicarlos a la superficie para poder mejorar el mecanismo o el procedimiento.

Así, a los hábiles les ha sido asignada la tarea correctiva, donde sus habilidades conceptuales y de diseño demostrarán su máxima capacidad.

Seguido del grupo de los hábiles comenzarán a salir los débiles: aquellos que han sufrido alguna descompensación física y tienen que salir con prontitud y seguridad.
A quienes han demostrado tener un decidido liderazgo les corresponde esperar más tiempo.

Los fuertes entienden todo lo que han vivido, todo lo que han luchado por sobrevivir. Los fuertes, antes de abandonar a su equipo han decidido permanecer para ayudar a los hábiles y a los débiles. Han decidió esperar un poco más: es en su espera donde descansa la esperanza de todo el equipo.

Sin intentar simplificar la realidad, estos mineros podrían ser una metáfora del contexto de cualquier empresa, ya sea pública o privada, así, las imágenes de los hábiles y los fuertes se pueden replicar y expresarse en diversos significados y ejemplos.

Los hábiles concentran el conocimiento y poseen las herramientas idóneas para corregir errores, ya sean cotidianos o extraordinarios, ya sea complejos o sencillos: son ellos quienes le dan sentido operativo a la empresa.
Poseer personal con habilidad conceptual -es decir con la capacidad de observar un fenómeno en su conjunto, reconociendo los elementos importantes en una situación y comprendiendo la relación entre ellos- es tan importante como mantener en el equipo a personas con habilidad de diseño, aquellos que son capaces de solucionar problemas procurando el mayor beneficio para la empresa.

En medio de los desastres, o incluso en la vida diaria, son pocos quienes pueden o quieren detenerse a reflexionar sobre el papel que tendrán en una organización. El liderazgo de los fuertes exige también mantener un alto grado de adaptabilidad frente al propio entorno.

En el caso de los mineros, los fuertes son aquellos que poseen una autoconciencia que les permite mantener la calma frente a la crisis y, simultáneamente, lanzar propuestas y organizar a sus compañeros.

Es con autoconocimiento y adaptabilidad que los fuertes entienden que la sobrevivencia de la empresa depende de la motivación y el desempeño del conjunto de sus integrantes. Conocen el balance entre motivación y dirección: saben cuando son necesarias las palabras y cuando las acciones para corregir el rumbo…los fuertes son también los últimos en abandonar a su barco frente a la tormenta.

¿Y cómo podríamos entender la metáfora de los débiles?

En un mundo globalizado, las empresas tienen que responder a las necesidades de los sectores más vulnerables. En el caso de la empresa privada la responsabilidad social empresarial puede definirse como la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental.

Desde eventos de caridad y de cuidado del medio ambiente hasta donaciones en especie y financiamiento de proyectos, la responsabilidad de la empresa encontrará eco en la sociedad ayudando en gran medida a ampliar su prestigio.

Desde la empresa pública el interés por los débiles significará el generar políticas públicas activas y bien planeadas que permitan el empoderamiento de dichos sectores…
Es así como la empresa actual tiene que responder a los retos que implican las tres imágenes: fomentar liderazgos hábiles y fuertes hacia su interior y plantear políticas concretas para beneficio de los débiles hacia el exterior.

NOTA AL MARGEN.- El caso de los mineros en Chile nos obliga a algunas reflexiones: ¿será más difícil sacar a unos mineros enterrados a 200 metros que unos a 700?, ¿es más difícil perforar una mina de carbón o una de cobre?...en otras palabras, ¿qué diferencias hay entre la tragedia de Pasta de Conchos en México y la tragedia milagrosa de Copiapó? Todas las líneas parecen hacer contraste entre el gobierno mexicano y el chileno.